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lunes, 26 de junio de 2017

Dios y su amor, rompiendo barreras.



El amor rompe cadenas
En la tierra se discute acerca de la justicia la cual debe ser suplida por el cumplimiento de los derechos. No obstante, cada día se hace evidente el incumplimiento del ejercicio de los derechos y la ineficacia de algunas leyes en todo el mundo.

La justicia significa recibir lo que cada uno merece, sin embargo Dios ha preparado un regalo a todo aquel que cree por fé en su hijo Jesús, este regalo a diferencia de la justicia, se caracteriza por que es inmerecido, se llama gracia y por medio de ella es posible que el hombre viva del fruto más excelente en el que se manifiesta la esencia misma de Dios, el amor.

La Biblia enseña que el cumplimiento de la ley es el amor (Romanos 13:10). En el amor a Dios, al prójimo y a nosotros mismos coexiste una libertad sobrenatural, lo cual es más poderoso y refrescante que cualquier panorama de injusticia que se presente en el mundo. Asimismo, debemos practicar el bien incesantemente, porque esto nos lleva a permanecer en este precioso fruto del Espíritu Santo. La palabra de Dios declara: “quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal. Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros (Romanos 16:19-20). 

El amor es un tesoro eterno que rompe cadenas, trasciende emociones y es un reflejo claro de la fé y la esperanza. Jesús enseña que el amor es una entrega total y que debemos amar a Dios por encima de todas las cosas (Marcos 12:29-31). Formarnos bajo este mandato, es en sí mismo un privilegio que día a día debemos aprovechar, por ello la obediencia es una ante-sala a las bendiciones que Dios ya dispuso cuando pagó el precio en la cruz por todos. 


No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Hebreos 10:35-36

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