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domingo, 2 de abril de 2017

El mensaje olvidado del arrepentimiento.

En la ciudad de Nueva York podrás visitar iglesia tras iglesia, desde majestuosas catedrales hasta pequeñas congregaciones, y rara vez escucharás una predicación acerca del arrepentimiento. Lo mismo ocurre en muchas iglesias evangélicas en toda América y el mundo entero. Podrías visitar congregación tras congregación por meses enteros y nunca escuchar una sola mención de la palabra arrepentimiento.
Desde luego, hay iglesias que no se comprometen con esta importante doctrina bíblica. Un gran número de iglesias ha determinado que el arrepentimiento es un mensaje bastante ofensivo para ser predicado. De hecho, denominaciones enteras lo han despreciado restándole importancia.
En tales iglesias escucharás todo acerca del amor de Dios, sus bendiciones y los principios que debes aplicar a tu vida, pero no una palabra que hable de sentir la tristeza que es según Dios por tus pecados. Podrás escuchar mensajes que hablen de amar a los demás para convertirte en una buena persona. Estas cosas definitivamente son bíblicas. Pero no escucharás un mensaje de arrepentimiento como el que Pedro predicó en Pentecostés. Su predicación llevó a muchos a la libertad en Cristo Jesús.
Muchos pastores modernos podrían horrorizarse de lo que Pedro predicó aquel día. Hechos 2 nos muestra el contexto del poderoso mensaje del apóstol:
Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? (Hechos 2:37)
Como este versículo lo demuestra, debe haber un conocimiento previo de los pecados antes de tener un verdadero arrepentimiento. Ese es el propósito de la ley: hacernos conscientes de nuestros pecados. El corazón de aquellas personas en Jerusalén fue conmovido cuando escucharon la palabra de Dios y solo así reconocieron sus pecados.
Pedro respondió a su clamor desesperado instruyéndoles de esta manera: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). ¿Qué significa esto de arrepentirse?

EL VERDADERO ARREPENTIMIENTO PRODUCE TRISTEZA, PENA Y PESAR POR LOS PECADOS
Arrepentirse consiste en experimentar tal contrición que lleve a cambiar el rumbo de tu vida. O algo más simple: arrepentirse es volverte de tus pecados e ir en la dirección opuesta.
El arrepentimiento no te da ningún mérito ante Dios. Sólo el sacrificio de la sangre de Cristo puede otorgarte el perdón. Pero el arrepentimiento es el único camino para obtener el verdadero gozo y ser restaurado. No hay otra forma de entrar en la paz y el reposo de Cristo, sino a través de las puertas del arrepentimiento. Pablo escribió a los Corintios acerca de los frutos que produce el arrepentimiento:
“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! (2ª Corintios 7:10-11).

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