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domingo, 9 de abril de 2017

¿Porque nos consideramos cristianos evangélicos?




Somos Cristianos (Cosas en común)

Por qué somos "cristianos":

  1. Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios.
  2. Creemos en Jesucristo, siendo la segunda persona de la Trinidad y el único Hijo de Dios (Jn 3:16), nacido de la Virgen María (Mt 1:23), murió y resucitó físicamente (1ª Corintios 15). Creemos que Él ascendió al Padre y Él mismo vendrá otra vez en persona (Tit 2:13-14; 1ª Ts 4:13-18; Ap 1:4-7).  Somos sencillamente seguidores de Jesucristo.
  3. Creemos en un solo Dios de amor, perfecto en santidad, infinito en sabiduría, todopoderoso; creador de todas las cosas visibles e invisibles que siempre ha exitido en tres Personas: El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo (Gn 1:1; Mt 28:19; 2ª Co 13:14).  Dios es eterno y Su naturaleza no sufre ningún cambio (Ap 1:8; Stg 1:17).
  4. Creemos que el hombre es pecador y necesita la salvación de Dios (Ro 3:23).
  5. Creemos que Satanás es un ángel caído voluntariamente al rebelarse contra Dios  (Is 14:12-15).  Se convirtió en enemigo de Dios y de todos los creyentes (1ª P 5:8-9; Ap 20:2).
  6. Creemos en el primer credo de la Iglesia Cristiana, el Credo De Los Apóstoles.  Nuestra fe y nuestra práctica son como las de la Iglesia primitiva del Siglo I. Este credo apareció por primera vez, en forma rudimentaria, al final del 2º siglo:
    1. "Creo en un solo Dios Todopoderoso, Creador de a tierra, y en Jesucristo su Hijo, el cual fue concebido por el Espíritu y poder de Dios el Padre, nació de María siendo virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto, y sepultado, al tercer día resucitó de entre los muertos, fue llevado al cielo, y está sentado a la diestra del Padre, de donde ha de venir en gloria a juzgar a los vivos y a los muertos; creo que él ha enviado del Padre su Espíritu Santo para gobernar a los creyentes. Creo en la resurrección del cuerpo."

Somos Evangélicos (Cosas en común)

Por qué somos "evangélicos":
  1. Creemos que el hombre es indigno pecador, y no puede salvarse a sí mismo.  Creemos que al principio el hombre fue hecho por Dios a su imagen y semejanza (Gn 1:27), y que a causa de la desobediencia del primer hombre, todos nosotros pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios (Ro 3:23; 5:12; 6:23: Jer 17:9).  El bautismo, la iglesia, y las buenas obras son importantes, pero no para salvar al alma perdida.  No somos salvos espiritualmente por nuestros propios esfuerzos (Ro 3:20, 28; Gá 2:16; 3:11).
  2. Creemos que Jesucristo es la única provisión de Dios para el pecador.  Creemos que Cristo murió por nuestros pecados, es decir en nuestro lugar y siendo nuestro substituto (Is 53:5-6; Ro 5:8; Gá 3:13; 1ª P 2:24; 1ª Co 15:1-4).
    1. Cristo es capaz de salvar (He 7:25).
    2. Cristo está dispuesto a salvar (Mt 11:28-30; 2ª P 3:9).
    3. Cristo es el único que puede salvar (Hch 4:12; Jn 14:6), Él es nuestra única esperanza.
  3. Creemos que la salvación del alma es por pura gracia (favor no merecido) y sólo por fe.  Solo alcanzamos la comunión con Dios por medio del sincero arrepentimiento y la fe en Cristo (Ro 1:17; 3:22-24, 28; Ef 2:8-9; Ap 21:6; 22:17; Is 55:1-7).  Así llegamos a ser hijos de Dios y recibimos la vida eterna (Jn 3:16-18, 36; 5:24; 6:47; 17:2-3; Ro 6:23; 1ª Jn 1:2-3; 5:20).  La sangre de Cristo derramada en la cruz nos limpia de todo pecado (Hch 13:38-39; 1ª Jn 1:7-9).  "Tenemos paz con Dios" (Ro 5:1).  Dios nos llama "santos" (Ro 1:7) y nos declara justificados por los méritos de su Hijo (Romanos 4; Gá 2:16; 3:10-11).  Ya conocemos a Dios personalmente (Jn 17:3; 1ª Jn 1:3).  Él nos conoce (2ª Ti 2:19), y nuestro nombre está escrito en "el libro de la vida" (Fil 4:3; Ap 20:15).  Este es el verdadero "evangelio," y no hay otro (Gá 1:6-9).
  4. Creemos que aunque somos salvos por gracia, somos salvos para buenas obras, para servir a Dios con toda nuestra fuerza y para Su gloria (Ef 2:10; Jn 14:21; 2ª Ti 2:19; Tit 3:8; Gá 5:22-23).  No somos salvos por obedecer, más bien obedecemos porque somos salvos.  La obediencia a Cristo comprueba que somos hijos de Dios (Jn 13:35; 1ª Jn 2:3-6; 3:14; Mt 7:15-20; 12:33; Stg 2:18).
  5. Creemos en las Sagradas Escrituras como la única regla de fe y práctica, nuestra autoridad suprema.  La Biblia, la Palabra de Dios, fue inspirada en su totalidad por el Espíritu Santo en sus manuscritos originales (2ª Ti 3:15-17; 2ª P 1:21).  Concilios y obispos pueden errar, pero la Palabra de Dios permanece fiel y nunca cambia.  Creemos en las doctrinas de la Biblia y rechazamos como inciertas las doctrinas y tradiciones de los hombres (Jn 5:39-40; Hch 17:11; Ro 1:2; Gá 1:6-8; 1ª Jn 4:1; 2ª Ti 2:15).
  6. Creemos en el sacerdocio del creyente (1ª P 2:5-9).  Solo oramos a Dios y le rendimos culto (Éx 20:3-6; Ap 19:10).  No vamos a Cristo a través de ningún intermediario (Mt 11:28-30; Jn 5:39-40).  Cristo es nuestro único mediador (1ª Ti 2:5; Ro 8:32; He 7:25).  Nos confesamos directamente a Dios (Salmo 51; 1ª Juan 1:8 -2:2; Hch 8:32; He 10:19-22). Sólo Dios perdona pecados (Is 45:25; Mr 2:7). Cada creyente tiene el derecho y la obligación de estudiar la Biblia y así se acerca a Dios y crece espiritualmente (Sal 119:9, 11, 18, 99, 102; Sal 1:1-2).  El creyente ministra como sacerdote al orar por otros, o cuando les anima o enseña (Ro 15:1-2; Fil 2:19-21; Gá 6:2,10: Ef 4:16: 1ª Ts 5:11; He 3:13; 10:24; Pr 27:17).
  7. Creemos en la iglesia universal de la cual Cristo es la Cabeza  (Col 1:18; Ef 2:16-20; Jn 10:16).  Está compuesta por todos los que creen en Jesucristo y le reciben como Señor y Salvador personal (Hch 2:47).
  8. Creemos en la iglesia local, un grupo de creyentes en Cristo Jesús, bautizados y unidos voluntariamente con el propósito de adorar a Dios, de observar las dos ordenanzas (el bautismo y la Cena del Señor), meditar en las doctrinas de la Biblia, cultivar la comunión los unos con otros y propagar el evangelio (1ª Co 1:2; Hch 2:41-42, 47; Mt 28:19-20).
  9. Creemos en la libertad religiosa.  El hombre fue creado libre y es personalmente responsable ante Dios.  Nuestra relación con Dios es algo personal, de nuestra propia voluntad (Jos 24:15; Lc 9:23; Ap 3:20).  Además, la libertad religiosa dada por Dios es libertad de creer (o de no creer), de rendir culto cuando y como uno desea, de propagar la fe sin coacción, y es libertad de conciencia.
  10. Creemos en la resurrección de los salvos y de los perdidos.  Los salvos saldrán a resurrección de vida eterna cuando venga Jesucristo (1ª Co 15:23, 51-52; 1ª Ts 4:13-18; 1ª Jn 3:2-3), y los perdidos a la resurrección de eterna condenación (Jn 5:29; Dn 12:2; Ap 20).
  11. Creemos que los creyentes en Cristo van inmediatamente a la presencia de Dios al morir. No hay purgatorio (Hch 20:17, 28; Fil 1:21-23; 2ª Co 5:1, 8; He 1:3).  No hay ninguna condenación para nosotros que somos de Cristo (Ro 8:1; Jn 5:24).  Por eso no oramos por los muertos.
  12. Creemos que nuestro Señor Jesucristo ha establecido la "Cena Del Señor" (la Eucaristía), como recuerdo de su muerte hasta que Él vuelva (1ª Co 11:23-29).  No es sacrificio, sabiendo que Cristo ya no muere más (Ro 6:9-10; He 9:24-28; 10:10-18).  El pan (la hostia) y la copa sólo simbolizan su cuerpo inmolado y su sangre derramada en la cruz. Tampoco nos trae mérito.  Servimos la copa a los hermanos y no solamente el pan (1ª Co 11:26). La Cena del Señor nos recuerda que debemos adorarle continuamente.
  13. Los dirigentes de la iglesia no se llaman padres sino pastores, ancianos, u obispos (Mt 23:9; Ef 4:11; Tit 1:5-7, He 13:5, 17).
  14. Creemos que un religioso puede casarse.  En esto seguimos el ejemplo apostólico (1ª Co 9:5; 1ª Ti 3:2) y así evitamos las tentaciones (1ª Co 7:2; 1ª Ts 4:3-8; 1ª Ti 4:3).

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